LEYENDA HISTÓRICA DE “JESÚS DE NAZARENO” DE HUACHOCOLPA
Nuestros ancestros cuentan que una mañana un ganadero, salió a
rondar el corralón de sus rebaños, a ver
si encontraba por ahí un Coyote o Zorro (ladrones de ganado). Pero se dio con
la sorpresa que en el lugar denominado
Tuqtuqasa un lugar sagrado donde maqtas jugaban el kuchuscha para saber
quién es el mejor y con fuerza para cortejar a las pasñas hermosas del lugar,
después llevarlas al matrimonio.
El campesino con asombro y admiración alerto a sus vecinos de
Waqtawasi, Qellucruzpata y Suytooqo, que estaba sucediendo algo sorprendente
porque había encontrado una imagen de Jesús de Nazareno, reluciente con
manto nuevo, haciendo las investigaciones entre ellos, llegaron a la conclusión
que la imagen había sido vista en Huayllay Grande – Lircay, se asustaron porque
pensaron que alguien se lo había robado y de inmediato como católicos se
pusieron a rezar y nombraron una
comisión para devolverlo a Huayllay Grande.
Unos días más tarde nuevamente aparece la imagen en el mismo lugar
de Tuqtuqasa, sorprendido una vez más el campesino, nuevamente llama a sus
vecinos se reunieron y rezaron bastante;, adorando a la imagen dijeron: alguien está haciéndonos
una broma muy pesada y sacrílega, robando la imagen y poniéndolo en el mismo lugar por segunda vez, que tal vez
piensen que los Wachuqullpinos se
robaron la imagen de Jesús de Nazareno de Huayllay Grande, es así que
nuevamente devuelven la imagen pero esta vez poniendo en conocimiento a las
autoridades y al cura de aquel entonces
que se encontraban en Lircay.
Después de varios días por tercera vez aparece nuevamente esta
imagen en el mismo lugar, entonces alarmados una vez más los lugareños pensaron
tal vez sea un castigo que les estaba llegando, fueron nuevamente a Huayllay
Grande, averiguaron y se dieron con la sorpresa de encontrar otra imagen
idéntica en el altar de la Iglesia de
Huayllay Grande, entonces los lugareños regresaron y por la noche dejaron la
imagen en el mismo lugar donde lo encontraron, haciéndole un altar de piedras,
luego se fueron a dormir; aquel día los lugareños tuvieron el mismo sueño, en
la que el Señor les decía:
- Yo vengo para cuidarlos a ustedes, este lugar será bendecido y
poblado, quiero que levante mi iglesia. Pues fue así que iniciaron las labores
de la construcción de la iglesia donde actualmente existe una torre de
calicanto a una costado de la plaza principal de Huachocolpa dicen que la
construcción lo hicieron con palos de los arboles quinuales más grandes de las
quebradas, labradas muy cuidadosamente, el cual trasladaron como vigas grandes con música y bailes
costumbristas de “Viga wantuy”, después para techar la iglesia hicieron un trueque
con los hacendados de Chuñumayo y Alto Sihua de la zona de Santa Rita, con una
parcela de terreno para pastoreo de alpacas, en la que intercambiaron con cuero
de reces como los toros para luego remojarlos
y hacerlos trizas denominados “Tintus” que lo utilizaron para amarrar los palos que
cuando secaban quedaban bien amarradas.
La construcción de la iglesia termino después de casi dos años,
los comuneros de Wachuqullpa, se organizaron y decidieron hacerle una fiesta en
su honor del Santo patrón “ Jesús de Nazareno”, a mediados del mes de octubre,
entonces desde esa fecha hasta la actualidad se celebra la fiesta, por mayordomía de los fieles
católicos. Pero cuando empezó a crecer
el pueblo de Huachocolpa después de varias décadas la comunidad por
mayoría decidieron cambiar y ampliar la iglesia a su actual lugar porque
quedaba muy pequeña para los fieles católicos que visitaban al santo patrón,
solo dejaron la torre de calicanto, que es un patrimonio cultural, donde las
cuerdas elaboradas con el cuero del toro, hasta hoy en día se ve en los
campanarios de la torre.
También se dice que algunos
comuneros murieron muy jóvenes por haber removido la Iglesia donde encontraron
cráneos de personas en los cimientos, hasta la década de los 80 algunos cráneos
encontrados se velaban en la iglesia actual, luego fueron enterrados. Cuentan
que hasta hoy se encuentra un sarcófago de piedra ladrada a un costado de la
torre a unos metros bajo tierra con un par de momias desconociéndose hasta la
actualidad su origen que es todo un misterio.
Alfonso Alvarez Ticllasuca
“El Tuquito de los Andes”
Poblador de Huachocolpa
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